martes, 30 de septiembre de 2003

La catástrofe pudo haberse evitado

Tres ingenieros civiles de Santa Fe, aseguran que la inundación de la ciudad, más que una catástrofe natural “fue el resultado de la manipulación y cercenamiento de la ingeniería en el ejercicio de la gestión”. Juan Acuña, Pablo Hillar y Roberto Contini elaboraron el detallado documento que presentamos a continuación.

En las últimas semanas, la ciudad de Santa Fe ha sido víctima de una catástrofe de magnitudes inesperadas. Como es de público conocimiento la fuerte crecida del Río Salado por un lado y la capacidad de respuesta de las defensas de la ciudad por el otro han conducido a casi un tercio de la población a un verdadero desastre.

Sin perjuicio de las gravísimas consecuencias que esta tragedia ha provocado entre la ciudadanía, en especial la irreversible pérdida de vidas humanas, quienes suscribimos el presente, consideramos que la sucesión de hechos acaecidos desde el momento de la concepción de la defensa sobre el Río Salado y hasta el presente ha redundado en un verdadero descrédito de la disciplina que profesamos, es decir la Ingeniería, la cual al igual que las demás profesiones ha de tener entre sus fines más excelsos servir a la comunidad, pero con la pericia y responsabilidad de la que esta es merecedora.

En virtud de ello es que las circunstancias han motivado que en primer lugar como ciudadanos y luego como profesionales consideremos como un deber intentar poner luz sobre lo sucedido, con el fin de hacer un aporte hacia el futuro, en el cual la racionalidad en la toma de decisiones, el profesionalismo y la responsabilidad deben ser condiciones incuestionables para ejercer la gestión a fin de evitar situaciones como las vividas

La toma de decisiones como herramienta fundamental

Toda acción cuyo objeto sea llevar a cabo el desarrollo de estrategias, programas, proyectos, obras, etc. ha de ir precedida de un proceso de toma de decisiones. Este proceso deberá determinar ante una gama de alternativas posibles y en base a ciertos criterios, cual de ellas es la más conveniente para aquellos que serán los beneficiarios del emprendimiento. En este sentido la Obra Pública no escapa a esta regla, sino que por el contrario la aplicación de la misma es de carácter crítico en este caso a fin de que el éxito tenga una elevada probabilidad de ser alcanzado.

Es imposible exigir que la toma de decisiones respecto a la Obra Pública este basada exclusivamente en criterios técnicos o ingenieriles, pues la realidad así lo marca. Efectivamente los criterios técnicos de decisión habrán de convivir con otros de índole económico, político, etc. con distinto peso. Lo que es inadmisible es que en la toma de decisiones relacionada en este caso a la Obra Pública se soslayen los criterios técnicos llevándolos hasta niveles insignificantes frente a los de tipo económico o político.

En el caso particular de las Obras de Defensa sobre el Río Salado los aspectos mencionados en el párrafo anterior se entremezclan a través del tiempo con otros de corte netamente ingenieril: los conceptos de acciones de mejoramiento o mantenimiento preventivo y correctivo de las obras.

El mejoramiento y/o mantenimiento de las obras de tipo preventivo ha de tener por fin diseñar y emprender acciones tendientes a evitar problemas con anterioridad a que estos sucedan o al menos cuando se dispone de indicios ciertos de que estos pueden suceder. Como contrapartida el mejoramiento y/o mantenimiento correctivo habrá de enfrentar los problemas cuando ya están sucediendo o han sucedido. En general los costos tanto económicos como de cualquier otra naturaleza devenidos de la aplicación de acciones correctivas son muy superiores que los resultantes de aplicar acciones preventivas. Las acciones preventivas tendrán su razón de ser siempre y cuando sean diseñadas e implementadas por personal capacitado para ello. Efectivamente los ingenieros estamos preparados para llevar adelante, a partir de los relevamientos correspondientes, procesos concretos de predicción que permitan diseñar en forma racional estrategias de prevención con un importante grado de aproximación. La aplicación sistemática de acciones correctivas con consecuencias reiteradas no es coherente ni compatible con la Ingeniería y lleva inexorablemente al fracaso sea por acumulación de errores o por la comisión de errores fatales.

Los hechos sucedidos últimamente han puesto de manifiesto graves falencias tanto en la toma de decisiones como en la capacidad de predicción y prevención. La ejecución de una Obra de Defensa con un flanco altamente debilitado que podía invalidarla por completo, hecho que finalmente sucedió (la brecha existente en las adyacencias del club de Golf) evidencia la inexistencia de criterios técnicos en las decisiones referentes a una Obra de Ingeniería. Esta situación se ve reflejada nuevamente en el hecho de que durante un periodo de tiempo del orden de los cinco años no se haya previsto un cierre de dicha Defensa en una zona donde los riesgos hídricos no son ajenos a la realidad cotidiana. Mas aun ante los indicios concretos de una crecida de grandes magnitudes del Río Salado con semanas y quizá meses de anticipación, no se apreciaron estrategias de prevención de ningún tipo, ni procesos de predicción que deberían haber dado fundamento a las primeras, ante la existencia de un flanco débil como el mencionado. Así mismo, cuando el agua había comenzado su ingreso a la ciudad y la prevención ya no era posible, las acciones correctivas encaradas demostraron que una vez mas la Ingeniería brilló por su ausencia, fracasando por lo tanto dichas acciones por completo. Nuevamente la toma de decisiones ensayada relegó los criterios racionales respecto a que tareas había que realizar, como y con que había que realizarlas y a quien debía encargarse de la conducción de las mismas. Los resultados están a la vista, el problema termino por desarrollarse en toda su magnitud alcanzando los niveles de una verdadera catástrofe, que lamentablemente podría haberse evitado.

Características del Río Salado

El Río Salado recibe el aporte de aproximadamente el 26% de la superficie total de la Provincia. Como todo río de llanura, en condiciones naturales, su respuesta ante las precipitaciones es lenta y paulatina. Esta característica, tanto como el estudio del río y de sus cuencas de aporte permitiría poder predecir con un cierto tiempo de anticipación, el nivel que habrá de tener el mismo, en función de las precipitaciones ocurridas aguas arriba de cualquier punto estudiado. La necesidad de un conocimiento integral de la cuenca cobra fundamental importancia cuando, como en el caso del Río Salado, las cuencas de aporte se han visto modificadas por la ejecución de una red de mas de 1000 Km de canales, hecho que trae aparejado una aceleración en los tiempos de respuesta de cada subcuenca con respecto a la situación natural, lo que a su vez genera en la mayoría de los casos un incremento en la magnitud de los picos de crecida.

Amén de que pueda no haberse profundizado en este tipo de estudios, en todo momento existió información disponible, sea esta de índole técnica como periodística, referente a registros de precipitaciones en las áreas de aporte del Río de magnitud inusitada, llegando las mismas casi al doble de la media histórica, todo ello con varios meses de anticipación. Tal es el caso de San Cristóbal, localidad esta que viene sufriendo lluvias de entre un 80 y un 100% por encima de su media histórica desde el mes de Noviembre de 2002. Algunos informes tales como el publicado por el Servicio Meteorológico Nacional del mes de Marzo del presente año ponían de manifiesto que el epicentro de las precipitaciones en Argentina, coincide con la cuenca del Río Salado, con un inusual valor medio de precipitación para el mes de 400mm.

Desde el punto de vista técnico, y ante una situación como la planteada, la realización de análisis tendientes a predecir la magnitud de este tipo de fenómenos, han de considerarse como herramientas elementales y fundamentales, especialmente en zonas de alto riesgo hídrico como la ciudad de Santa Fe.

A medida que el Río Salado se aproxima a la ciudad de Santa Fe, el mismo comienza a sufrir una serie de intercepciones las que en el caso de crecidas excepcionales se traducen en sucesivos embalses de distinto grado. Los mismos se corresponden en primer término con el Puente de la Ruta Provincial N° 70 de 330m de longitud, posteriormente el Puente de la Autopista de 150m, el Puente del FFCC Mitre de aproximadamente 600m de largo.

El valle de inundación del río Salado ha sido reducido por la construcción de la defensa que debía proteger a la ciudad de Santa Fe llevando, en promedio, el ancho del mismo de 1400m a 850m, lo que sumado a las intercepciones detalladas y al hecho de que la capacidad de descarga se encuentra controlada por la altura del río Paraná, genera un sistema de funcionamiento complejo, el cual también merece ser estudiado y sistematizado, para tener un sistema de prevención de crecidas en la ciudad.

La Defensa Oeste de la Ciudad

La defensa oeste de la ciudad sobre el Río Salado, construida entre los años 1995 y 1998, está conformada por un terraplén de aproximadamente 7km de longitud, entre la Ruta Nacional N° 11 y calle Gorostiaga, el cual fue proyectado con una cota de coronamiento de 17.5m IGM[1]. La cota de crecida utilizada en el proyecto para calcular la altura del terraplén de defensa fue de 17.08m IGM, que corresponde a una recurrencia de 100 años. A esta cota de diseño debe sumársele una revancha por oleaje, con lo que se llega a la cota definitiva de 17.50m IGM.

La defensa fue realizada de tal forma que su finalización se da en el ingreso del club de Golf, tal cual lo especificaba el pliego de obra, con una abrupta reducción de altura de entre 3m y 4m hasta una cota aproximada de terreno natural de 13.50m IGM, sin continuarse en una tercera etapa de cierre. Queda evidenciado en este caso que esta situación es consecuencia de una toma de decisiones realizada en base a una serie de criterios, de entre los cuales los de índole técnico fueron dejados de lado. A partir del ingreso al club de Golf el terreno natural va ganando altura tanto hacia el norte como hacia Avenida Blas Parera cuya cota es del orden de los 17m IGM.

El máximo nivel alcanzado por el Río en la zona del Hipódromo fue de 17.27m IGM, siendo este en parte consecuencia de los embalses provocados por la escasa longitud de los puentes de la Autopista y el Ferrocarril Mitre, los cuales en total sumaron una altura del orden de los 2m. Es de destacar que la cota máxima, antes mencionada, alcanzada por el Río en la zona del hipódromo se dio en consonancia con del pico de la crecida, es decir algo mas de tres días después de que el agua comenzó a entrar en la ciudad, momento este en el cual el Río en dicho punto tenia una cota de aproximadamente 15.80m IGM.

En definitiva puede afirmarse que la cota del terraplén ejecutado de 17.50m IGM en ningún momento se vio superada por el nivel del Río, a pesar del incremento generado por los embalses antes mencionados. Lo sucedido tiene su razón en que al quedar inconclusa la obra de defensa y a partir de allí continuar el terreno natural con una cota menor, es esta última cota, la que realmente determinó el funcionamiento de la defensa invalidando por completo el objeto de la misma. Esta inconsistencia técnica fue subsanada en el proyecto donde a manera de advertencia, se especificaba que mientras no se ejecutase la tercer etapa, y al sobrepasar el Río determinado nivel debían implementarse acciones preventivas, que el mismo proyecto describía, destinadas a completar en forma provisoria la defensa de tal forma de impedir el ingreso de las aguas a la zona protegida.

La catástrofe pudo haberse evitado

En virtud de lo expuesto es posible deducir que si la defensa se hubiese cerrado respetando la cota de proyecto, como lo indican las reglas de la ingeniería, el agua no hubiera ingresado a la ciudad de Santa Fe en la forma y con la violencia que lo hizo.

Todo tipo de justificación basada en la no ejecución de una tercera etapa de las obras de defensa sobre el Río Salado, no puede ser sustentada desde ningún punto de vista y menos aun desde la óptica de la Ingeniería, en razón de que en toda obra realizada por etapas, cada una de ellas debe garantizar por si misma un correcto funcionamiento, en forma independiente de la concreción o no de las etapas siguientes.

Las obras necesarias para llevar a cabo el cierre de la defensa, de tal forma de garantizar en todos sus puntos la cota de proyecto, podrían haberse realizado en forma definitiva mediante la ejecución de una tercera etapa durante los cinco años transcurridos entre la finalización de la segunda etapa y el momento a partir del cual comienzan a tenerse indicios de una crecida importante.

Asimismo durante las semanas o días anteriores al ingreso del agua en la ciudad, podría haberse ejecutado un cierre provisorio de la defensa con tiempos y costos sensiblemente inferiores a los que se hubiesen requerido para realizar un cierre definitivo como el mencionado en el párrafo anterior. Inclusive es posible afirmar que la catástrofe también podría haberse evitado o bien atenuado en forma considerable si durante las primeras horas del ingreso del agua, las acciones correctivas ensayadas (terraplén de contención), se hubiesen realizado con la pericia, ejecutividad, medios y procedimientos acordes con las circunstancias, desarrollando en forma progresiva un terraplén sobre calle Gorostiaga entre el extremo del terraplén de defensa y Avenida Blas Parera de manera de ir ganándole cota al río, por mas que dicha tarea fuese mucho mas dificultosa y lenta.

Finalmente, el ingreso permanente y sin restricciones del agua a través de la brecha mencionada, comenzó a erosionar progresivamente el terraplén de defensa incrementando exponencialmente el caudal de entrada y por lo tanto la velocidad de ascenso del nivel de las aguas dentro de la ciudad. Paradójicamente puede decirse que si la defensa no hubiese existido, si bien la inundación hubiese comenzado con anterioridad, la velocidad de ascenso de las aguas dentro de la ciudad hubiese sido la misma que la del río, es decir como máximo de 2cm por hora y no del orden de los 50cm por hora como en algunos casos sucedió.

Evidentemente la calamidad sufrida por la comunidad santafesina no ha sido consecuencia directa de una catástrofe natural, sino el fruto de la manipulación y cercenamiento de la Ingeniería en el ejercicio de la gestión.

[1] Instituto Geográfico Militar. Nivel cero de referencia en el Puerto de Buenos Aires

Autor: Pablo Bosch para Datasantafe



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