La defensa de Camino Viejo a Esperanza fue reforzada por los vecinos en los días previos a la inundación. Nadie les advirtió sobre lo inútil del esfuerzo. Ahora piensan en trasladar una parte del barrio.
Barrio Cabal fue el primero que comprobó que el río Salado no se comportaba como en otras oportunidades. Acostumbrados a las inundaciones, los vecinos comenzaron a preparar las defensas diez días antes de que el agua cubriera sus casas por encima de los techos. Mientras trabajaban, veían como Las Lomas se inundaba. Construido sobre el bañado, este sector siempre fue indefendible. Hoy muchos discuten si los pobladores pueden regresar al lugar.
Los Aquino recuerdan que colocaron más de seiscientas bolsas de arena en el sector bajo de Camino Viejo a Esperanza y Estado de Israel. Las dos calles de tierra funcionan como terraplén y cada vez que el río avanza las familias que primero se inundan colaboran en las defensas. Cuando el material se terminó - a las seis de la tarde del domingo 27 de abril - un torrente de agua comenzaba a ingresar por los canales internos del barrio. A partir de entonces la crecida fue imparable. De las 50 manzanas que componen el barrio, 26 quedaron inundadas.
En el estratégico cruce de calles, también funciona una de las casabomba que la municipalidad instaló para expulsar hacia el río el agua de lluvia que se acumula en el reservorio. Hacia ese sector descargan varios de los canales ubicados al oeste de Av. Peñaloza. Por ello, cada vez que llueve con intensidad, las manzanas ubicadas sobre Camino Viejo a Esperanza quedan anegadas. La situación es bien conocida por todos y el rescate de personas y bagayos forma parte de la rutina asistencial provincial y municipal.
Sin embargo, los funcionarios de la ciudad - que durante diez días aportaron el material para el refuerzo de la defensa - no advirtieron a los vecinos que su trabajo sería en vano. El desastre vaticinado por el gobernador estaba ocurriendo, pero nadie parecía dispuesto a reconocerlo. En la mañana del lunes 28 de abril, el ingeniero Edgardo Berli, ministro de Obras y Servicios Públicos, describía de la siguiente manera, lo que horas antes ocurría en barrio Cabal: “lo que colapsó fue el Camino Viejo a Esperanza. Estaba un viejo terraplén, que bueno, en virtud de la altura que ha tomado el río Salado, colapsó ayer a las 4 de la tarde”. Puesto a realizar pronósticos, Berli tranquilizó, “los reservorios tienen suficiente capacidad como para darnos tiempo de encargarnos de esta tarea de emergencia”.
Refundar el barrio
Con un poco de rencor y peleando a cada instante contra el pesimismo, Manuel Miralles, presidente de la Vecinal Sarmiento, todavía no se explica como fue posible tanta imprevisión. “Trabajamos diez días en la defensa junto a los municipales y la gente de Hidráulica de la provincia, y nunca nos advirtieron de nada”, recuerda ahora.
Pensando en el futuro, Miralles reconoce que Las Lomas y Cabal no serán lo mismo. Incluso se atreve a proponer que las viviendas ubicadas en los sectores bajos deban ser trasladadas a un sitio más seguro. “Se deben sancionar ordenanzas o leyes que digan: ‘Hasta acá se puede’. Después el lugar debe ser impenetrable”. Para ello, el vecinalista espera, que los fondos de la reconstrucción, terminen orientados a financiar el traslado de los barrios, que hoy, no pueden ser defendidos contra las inundaciones.
Autor: Pablo Bosch para Datasantafe
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